miércoles, 24 de junio de 2009

Tormenta en el mar

Lunes negro.
Luna se presento en emergencia, naufragando a la deriva en un frío y tormentoso mar de dudas e incertidumbres.
Sin ningún tipo de preámbulo me pidió reencauzar nuestra relación a un nivel de menor compromiso.
Luna se estaba ahogando en su propia ansiedad, y yo, perturbado aun por su planteo, la veía sumergirse sin atinar a nada.
Luna se iba al fondo de su propio abismo.
Mis sentidos despertaron violentamente cuando me di cuenta que estaba en un error. Estaba viendo sumergirse a Luna, pero no me daba cuenta que junto con ella, me hundiría yo también.
Sin Luna, no existe la vida.

Lentamente y con la tensa tranquilidad de meditar cada paso, cada palabra, mi mano extendida alcanzo finalmente la suya.
Poco a poco, Luna fue emergiendo de sus propias incertidumbres como una hermosa Ave Fénix que renace de las cenizas de la duda.
La tormenta paso.
Me siento bien. Se sintió perdida y creo haber sabido guiarla hacia nuestro calido y personal mundo donde se siente contenida, amada, única.
Pero eso si… quede exhausto...

No hay comentarios:

Publicar un comentario