viernes, 31 de julio de 2009

Estigmas

Los estigmas (del latin stigma) son señales o marcas que aparecen en el cuerpo de algunas personas, casi siempre devotas cristianas.
Estas heridas son similares a las heridas infligidas sobre Jesús durante su crucifixión según la iconografía cristiana tradicional. Así, muchos estigmatizados por ejemplo suelen tener marcas en la sien similares a la corona de espinas con que Jesús de Nazareth fue torturado o heridas sangrantes en las palmas de las manos, donde se clavaban los clavos a los crucificados.

Luna ha dejado estigmas en mí.
Sobre mi piel.
En mis labios cuando la bese.
En mis cuerpo cuando me acaricio.
En mis manos, al sentir las suyas.
No son estigmas tan dramáticas como las mencionadas al principio, pero si son profundas. Y en cierta medida, dolorosas. En su ausencia. Duele no sentir el dulce proceso de su entrega haciendo estigmas en mí.

Mientras tanto, la vida sigue.
Esperando.
Mi almanaque existencial se basa en nuestros encuentros. Contando los días, horas, minutos que restan para un cruce de nuestros caminos.
Para luego, vivir el inevitable proceso de una pasiva angustia de rememorar el momento en que nuestras almas se unieron. Una pasiva angustia que solamente se cura cuando otro encuentro aparece en nuestro futuro.
Para volver a contar los días, horas, minutos que restan.
Y así, por le resto de nuestras vidas.
Algunos se preguntaran si esto es vida. Y yo afirmo que si, lo es. Es la vida que elegimos. La apuesta que el destino nos impuso era vivir felices de a momentos o nada.
Sin dudar, apostamos a la vida.
En cualquiera de sus formas.
Porque lo dije y lo repito: Sin luna, la vida no es vida. Solo es existencia. Y existir, no es vivir.
Quizás solo entiendan esta postura cuando unos ojos color miel brillen bajo un sol, mientras unos labios de ensueño sonríen, felices por un reencuentro.
Solo al ser destinatario de tan magnifica expresión de belleza y amor, entenderán que digo.
Y sentirán que aunque sean breves momentos de felicidad de una larga y tediosa vida, bien valen la pena. Justifican una vida.
Mientras tanto, aquí estoy con mis estigmas, contando los días, horas, minutos…

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