Mientras me hablabas, yo te miraba absorto. Tu mirada anido en la mía.
Y se detuvo el tiempo, en un instante.
Sentí que el amor me llamaba y yo, sumiso, le obedecí.
Hubiera sido imposible ofrecer resistencia a tu luz.
Mientras me susurrabas, yo ya te amaba, sin dudas ni incertidumbres.
Y sabía que seria la primera y ultima vez que amaría a alguien.
Se alzaron los sentimientos que creía olvidados y reinó tu dulce voz sobre mi razón.
Fue en ese momento cuando el cielo se hizo visible en tus ojos.
Acobardado, pedí a los Ángeles me den permiso para escribir con mi boca, la palabra Amor en tus labios.
Y fuiste una mirada, un frenesí de besos apasionados, una jauría de hambrientos sentimientos buscando mi corazón indefenso.
Fue un instante sin fin, rápido, casi ni me diste tiempo para soñar.
Nuestros labios se apartaron por unos segundos. Y entonces despertamos... y aceptando nuestro destino, y sabiendo que era el motivo por el cual habíamos nacido, seguimos besándonos y amándonos…
Por siempre.
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